El Premio Nobel de literatura 2001, Vidiadhar Surajprasad Naipaul, y el novelista y escritor de libros de viajes Paul Theroux, se reconciliaron con un apretón de manos en el festival de literatura de Hay-on-Wye (Gales), tras quince años de distanciamiento.
Según informa el diario "The Times", que publica una foto de ambos estrechándose la mano sonrientes, el artífice de la reconciliación fue otro conocido novelista amigo de ambos, Ian McEwan.
Theroux, de 70 años, que en el pasado consideró a Naipaul como su mentor, le tendió la mano en la carpa del festival reservada a los autores y le dijo "te he echado de menos", a lo cual el Nobel respondió "yo a ti también".
En 1996, ambos escritores participaron en un debate, pero Naipaul se negó a mirar a Theroux y tras la reunión dijo que su relación, que comenzó en 1966 cuando ambos vivían en Uganda, no era de amistad.
Según la versión de Theroux, Naipaul sospechaba que él había seducido a su primera esposa, Patricia. Más tarde se enteró además de que un libro que había dedicado personalmente a Naipaul y a su esposa se había puesto en venta por 1.500 dólares, y cuando llamó a su casa para quejarse, la segunda mujer del Nobel le dijo que dejara de calumniar a su marido.
Según informa el diario "The Times", que publica una foto de ambos estrechándose la mano sonrientes, el artífice de la reconciliación fue otro conocido novelista amigo de ambos, Ian McEwan.
Theroux, de 70 años, que en el pasado consideró a Naipaul como su mentor, le tendió la mano en la carpa del festival reservada a los autores y le dijo "te he echado de menos", a lo cual el Nobel respondió "yo a ti también".
En 1996, ambos escritores participaron en un debate, pero Naipaul se negó a mirar a Theroux y tras la reunión dijo que su relación, que comenzó en 1966 cuando ambos vivían en Uganda, no era de amistad.
Según la versión de Theroux, Naipaul sospechaba que él había seducido a su primera esposa, Patricia. Más tarde se enteró además de que un libro que había dedicado personalmente a Naipaul y a su esposa se había puesto en venta por 1.500 dólares, y cuando llamó a su casa para quejarse, la segunda mujer del Nobel le dijo que dejara de calumniar a su marido.