“Prefiero chatear antes que ir a una fiesta. Me gusta hablar por chat porque me permite pensar un minuto lo que voy a contestar, algo que no puedo hacer cuando converso con alguien”. Son palabras de Tao Lin, el escritor que ha revolucionado la literatura americana con Richard Yates (Alpha Decay, 2011), una novela contada a través de las conversaciones de dos jóvenes depresivos en el chat de Gmail.
El denominado escritor de la generación Iphone se muestra en el cara a cara como un hombre extremadamente tímido. Al igual que el protagonista de su último libro, no parece encontrarse cómodo entre la gente. Su medio natural es internet, donde se mueve como pez en el agua.
Como buen hijo de su tiempo, Tao Lin utilizó la red para conseguir la financiación de Richard Yates. “Necesitaba dinero para dejar el restaurante en el que trabajaba y centrarme en mi novela. Conseguí 2.000 dólares con la subasta de los royalties en eBay”, declara con voz pausada.
Aquellos inversores no tenían ni idea del negocio en el que se metían. Quizás si lo hubieran sabido no hubieran apostado por aquel joven escritor del que habían oído hablar en las páginas de New York Times.
Las peripecias de un chico y una chica depresivos que mantienen una relación a través de un chat de Gmail no parecían muy emocionantes a simple vista. Sin embargo, la aparición de Richard Yates causó sensación en gran parte de la crítica literaria norteamericana. Algunos incluso llegaron a calificar a Tao Lin como el Kafka de la generación Facebook.
Otros vieron en la novela el retrato de millones de adolescentes norteamericanos que dejan pasar sus aburridas vidas delante de una computadora.
No obstante, el novelista reconoce que no se considera el nuevo Kafka, aunque sea un escritor que le gusta mucho. También desmiente que su libro sea un reflejo de la actual juventud norteamericana.
El denominado escritor de la generación Iphone se muestra en el cara a cara como un hombre extremadamente tímido. Al igual que el protagonista de su último libro, no parece encontrarse cómodo entre la gente. Su medio natural es internet, donde se mueve como pez en el agua.
Como buen hijo de su tiempo, Tao Lin utilizó la red para conseguir la financiación de Richard Yates. “Necesitaba dinero para dejar el restaurante en el que trabajaba y centrarme en mi novela. Conseguí 2.000 dólares con la subasta de los royalties en eBay”, declara con voz pausada.
Aquellos inversores no tenían ni idea del negocio en el que se metían. Quizás si lo hubieran sabido no hubieran apostado por aquel joven escritor del que habían oído hablar en las páginas de New York Times.
Las peripecias de un chico y una chica depresivos que mantienen una relación a través de un chat de Gmail no parecían muy emocionantes a simple vista. Sin embargo, la aparición de Richard Yates causó sensación en gran parte de la crítica literaria norteamericana. Algunos incluso llegaron a calificar a Tao Lin como el Kafka de la generación Facebook.
Otros vieron en la novela el retrato de millones de adolescentes norteamericanos que dejan pasar sus aburridas vidas delante de una computadora.
No obstante, el novelista reconoce que no se considera el nuevo Kafka, aunque sea un escritor que le gusta mucho. También desmiente que su libro sea un reflejo de la actual juventud norteamericana.
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